POEMARIO
Modesto, fiel a su compromiso con el verbo, traspasó los límites de la interpretación hablada para adentrarse también en la escritura poética. Él era un gran declamador que subyugaba a cualquiera que le escuchara declamar, ya que imprimía su poderosa voz de una emoción nada forzada.
CANCIÓN EN EL MAR CARIBE. Haina (Santo Domingo)
Tú vendrás temblorosa y me espera,
temblorosa en tu idea de amor o no amor,
pero siempre en el barco que se escora en la rocas,
en el viento del norte,
en el sueño sin fin, tú estarás.
Estarás en los niños que sueña con el mar,
en los peces con tristeza en los ojos difícil arrancar.
¡Soñar! ¡Dormir! Qué más da.
Yo sé que mi barco, espuela de deseos,
espuma de ilusiones, de los vientos empuje,
gobierno sin timón, no tendrás quietud ni alegre amanecer.
Una nana sinfín, bajara del bohío
y sombreros de palma, con nombres de otros nombres
me adormecerán.
¡No! yo no quiero canciones que traigan un recuerdo muerto
a la orilla de un alegre despertar.
Solo deseo el rumor de tu viento,
dee se agua tranquila,
de un cansancio que vuelva mi desesperanza.
¡Oh! Tú, isla del Caribe,
sirena en un trópico terrible
que ahogas los recuerdos con tu terrible luz.
Te cantarán marineros de tierno talle herido,
con lirios en los ojos
y el salobre del mar.
Amigo, están llamando a la ventana,
la palmera se inclina en plenilunio
y la negra baila un merengazo.
Dame un trago de ron para olvidar.
Un extraño silencio me desvela,
una resaca fuerte me arrastra a tí.
Soy marinero anclado en tierra,
no tengo singladuras para tu amor, mujer.
Dame una aguja gris,
para cruzar mi red y echarle al mar.
Si pudiera traería sirenas de pechos encendidos,
peces pequeñitos
y canciones para llenar esa espera de angustia.
¡Ay! Caribe, Caribe...
Solo quiero que tú, mujer,
mi sueño o mi muerte sepas velar.
Lucero de la mañana, estrella
de ese mar.
TERNURA. A mi hija Marisol
Ternura, a pesar de tu cerrada puerta intacta.
Ternura, como los hombres que vence sin saberlo.
Como los pájaros, las nubes,
o los niños en encristalados.
Ser ternura y no quererla rabiosamente.
Vencida de ti, ojos y gracia
en la última frontera.
Ser terrenal y sobre la cima del árbol, torre y cielo.
¡Mujer alada! Salobre en apariencia,
creadora de tí, de tu ternura...
RÉQUIEM POR ALFREDO MARQUERÍE. A Diana Marqueríe.
Yo tenía un camarada.
¡Alfredo! ¡sí! Alfredo era tu nombre.
Entonces, hace tiempo, andábamos por la tierra nuestra.
Tú, en el teatro; yo, en el teatro;
tú, en el circo; yo, en el teatro.
¡Bájame la larga para templar decorados!
¡Bájame la corta para templar el alma!
Y nuestro quehacer diario, Alfredo, en el incierto camino.
Acabas de irte sin ver la otra primavera;
gafas irónicas, sonrisa hiriente y humanidad desamparada.
¿Qué interpreté llevará a la rosa de tus vientos?
La hierba empezará a crecer en tu tumba;
y ya no traerás el clavel del estreno.
Pero tu gonfalonero y los que también fueron adelantados
temblaremos en la hora tercera.
¿Qué orilla o mar nos aguarda?
A ti el Jordán ya te ha purificado.
¡¡Saluda a Jesucristo!!.
Y espérame para intentar armonizar de nuevo
esa palabra y gesto que tanto amabas...
LA PALABRA DIARIA
¡Cómo será que lo que más quieres
y deseas alejar de tu propia soledad,
apenas apartado en la distancia, anhelas su voz!
Su extraña mirada, su cercana presencia;
aun sabiendo que solo existe un muro cerrado
para rescatar ese instante maldito.
¡Qué sentimiento y no alcanzado;
qué verbo proyectado a un espacio sin definir!
Pero no te encuentro y sin embargo,
anhelo las horas y el silencio
de esa mirada fija en no sé qué eternidad.
Mi palabra o esa palabra diaria.
Metida en la arena ardiente.
Sé que solo una singladura me aguarda
y espero sin miedo;
pero nunca mi pensamiento;
¡¡No!! No lo voy a decir...
¡Qué angustia de seres y otros seres!.
Tú, con el aliento fundido en mi deseo,
solo tú, puedes llenar esta soledad hiriente
de los que no saben si duermen o están vivos
en la cal de una palabra.
Esa palabra que es desesperadamente mía
y que sólo se hace presente
en los que no entienden y en los demás.
MEDITACIÓN
Nosotros y vosotros andamos por el asfalto.
La ciudad ya no tiene pobres de pedir por Dios.
La ciudad tiene un sindicato para dar una limosna legal.
Nosotros no podemos dar unos céntimos porque nos escupen;
podemos dar, eso sí, derechos individuales en el asfalto.
Cuando éramos niños, los negros no se asustaban; no el coco.
Cuando hemos llegado a la pubertad
y más aún, a la madurez,
convivimos con ellos,
su corbata, su traje, sus zapatos,
su ¿se encuentra mejorcito?
¿ Adónde están los caníbales,
y su danza ritual
para guisar un blanco?
en la imaginación del guionista de cine,
de comedias de suspense, de tebeos,
gris o azul o rojo, todos deambular;
ida y vuelta.
Y de separación de sexos en el amor, ¿qué?
Hay quien baila su África, su América, o su oriente;
¿por qué no?
¿Quién baila a quién?
Nosotros todavía somos pobres por amor de Dios.
Y tenemos lástima por los marginados de Dios.
Y la compasión por nosotros, ¿la tiene alguien?
Desde luego tienen que tener ternura
y nanas para dormir conciencias.
¡Una limosnita de suburbio!, con ética,
para sobrellevar este asfalto que pisamos.
CON LOS OJOS CERRADOS
Nosotros estamos con los ojos cerrados
insensibles a la estrella o al meridiano.
Sabemos que las gentes no tienen lazarillo,
que huyen de la rosa
en su primer hallazgo.
Solo el cuerpo busca el cuerpo
rabiosamente voluntario.
Sabemos que el espejo tiene un aire fatalmente nublado,
que resistimos tiernamente
a una madrugada, a ese presagio.
Nosotros estamos con los ojos cerrados
y nos vemos la tierra, ni el sol,
ni el agua que refleja los guijarros.
No ver el hecho consciente,
ni la seda, ni sentir el olor cercano...
Hay que gritar para que todos sepan,
que estamos con los ojos cerrados,
inmóviles, torpes, sin libertad en el quehacer diario.
Ni tiempo, ni tormenta,
queremos ser los únicos,
podemos ser los últimos o nadie.
Nosotros estamos con los ojos cerrados,
dejando al tiempo en su vértice
y a la luz en el ocaso.
Nuestro grito se pierde
en horizonte cercado.
Solo un mundo espera virgen
lleno de aire y gozo
a otros seres no engañados.
Nosotros en la quietud vivida
gota a gota.
Con los ojos cerrados...
YO HE VISTO...
A José Caballero, amigo de muchas lunas.
Yo he visto nuevas flores poblar los
campos yermos y he sentido
un horizonte de alfileres en la
tarde oscura dar claridad a
espíritus opacos; pero nunca había
sentido la angustia de no saber
la hora ni el minuto definitivo.
Por eso escuché tus palabras
y guardé los silencios de amigo
queJumbrosos en la pared del aire.
Un día el falso espejo del amor latino
trajo solo una ola a la playa de la desesperanza.
Nadie se atrevió a ahogarse.
Solo el canto de sirenas devolvió
el eco a las antiguas caracolas.
¿Qué rumor puede traer una ola
tan pequeña?
Solo los múltiples pensamientos que
no se dejan traslucir.
Está ella frente a ti, viendo en
el fondo de tus pupilas la luz
que no quisiste entregarle.
Y entonces tu deseo fue un continuo
girar en el vértice de esa pasión contenida.
Yo he visto muchos pájaros alegrar
tu corazón infantil.
Pero la verdad no estaba en ella.
Contemplabas el reflejo de sus cabellos
fundidos en el sol de una tarde dormida
y aunque tus palabras llegaban
a esos árboles que guardan secretos
de amor nunca tus besos fueron
verdad sino una niebla, una sensación
de encontrarse perdido.
Yo te pregunto, amigo: ¿No comprendes
que ella siempre fue lejanía y esa
amarga espera solo indiferencia
contemplará a su llegada?
Cuando su mirada no desee y su
boca sea realidad fría a tu anhelo
podrás volver a otro amor porque la
desesperanza abrirá nuevos caminos
a tu atormentado vivir
ES PREFERIBLE
Es preferible, sí, que estés en la distancia;
que vivas el recuerdo de lo que pudo ser
y nunca tomó forma.
Del anhelo constante,
del cariño lejano,
del tierno amanecer,
del amor imposible.
Yo sé que tardará mucho tiempo
en que comprendas que aquello era verdad y no otra presencia.
Definitivamente muerto en tu quehacer diario
será la tristeza de tus horas felices.
¡No! No quiero ser tierra en tu ternura.
Es preferible el pájaro y la rosa;
canto y aroma de terna juventud.
Por eso, al marcharme, te dejo este recuerdo
para que la nieve de tu corazón, cuando gozosamente
florezca un eterno amor, puedes decir a todos:
¡A mí también me amaron por vez primera...
SON DEDICADO A NICOLÁS GUILLÉN.
"Allá va la negra negra
junto, junto al español
anda y anda el barco barco
con ellos dos"
Nicolás Guillén
¡¡Sí!! Por el mar de las Antillas
hemos caminado
Yo y Tú
Tú y Yo.
Encontramos niños de chocolate
que blancos no.
La luna azul, blanca y verde
pero negra no.
La palmera crece y crece
buscando tu corazón.
Yo te escucho, Nicolás.
Nicolás Guillén, cubano
cubano y negro español.¡Español!
Coge tus son en el aire.
La esperanza va contigo y en mí
pero negro y negra ¡no!.
Tu barco de papel no está en Jamaica
Ni en Portobelo ¡no!
En la niña de ojos azules está
que en el negro no, que en el blanco, no.
Aguárdame Nicolás en la isla de papel
que lloran por Dios.
Guarda tu guitarra de Barlovento,
¡¡ay!!, que blanco y negro olvidarán
que tú y yo no queremos a los otros,
no los querremos jamás sin el son.
Yo y tú.
Tú y yo.